Las bebidas energéticas gozan de gran aceptación en el mercado europeo. Muchos son quienes las consumen, y también muchos los que desconocen los riesgos de un consumo excesivo de éstas. Es importante diferenciarlas de las bebidas para deportistas, diseñadas para la recuperación de sales minerales después de una actividad física intensa. Una lata de bebida energética o energydrink contiene una dosis de cafeína que equivaldría, aproximadamente, a la de dos tazas de café filtrado, o a la que aporta un expreso, alrededor de 80mg de cafeína.
VERDADES. Las bebidas energéticas sí aseguran un buen nivel de hidratación durante la actividad física, lo que solamente con el agua no se consigue. Además, aportan vitaminas y minerales que reponen lo que vamos perdiendo. Son recomendables para cualquier persona que hace ejercicio y las que no, también se pueden tomar antes, durante y después de la actividad. Entonces se puede experimentar mucha energía y control, cuando realmente no los hay.
RIESGOS. La mezcla de este líquido con drogas como la cocaína o la marihuana es extremadamente peligrosa, porque aumentan en forma dramática los riesgos cardiovasculares. Una persona que ingiere alcohol mezclado con una bebida energizante con altas concentraciones de cafeína, se siente con toda la euforia que se produce al ingerirlo retardando el agotamiento y la fatiga.
PRECAUCIONES. Estas bebidas no deben ser consideradas ni consumidas como refrescos; no deben ser utilizadas por diabéticos, hipertensos y cardiópatas; si toma medicamentos, evítelas y solicite asesoría médica o nutricional; no las mezcle con alcohol; los obesos deben evitarlas por la carga de calorías; si es deportista, debe verificar si contienen estimulantes.
Carbohidratos. La mayoría de las bebidas vendidas como energéticas contienen cierta concentración de carbohidratos (glucosa, sacarosa, maltodextrinas, fructosa o galactosa). Hay que tener cuidado con ellas porque si hay una alta acumulación puede producir la reducción de la tasa de líquidos absorbidos desde el intestino hacia la sangre y consecuentemente puede impedir la rehidratación durante el ejercicio, además de producir malestar gastrointestinal.
Cafeína. Es un estimulante del sistema nervioso central que hace que pueda aumentar el rendimiento muscular e incrementar la utilización de los ácidos grasos como fuente de energía. La cafeína, además, induce sensaciones de bienestar y alerta. Desafortunadamente, unas dosis altas de cafeína pueden producir ligeros dolores de cabeza y si se ingiere después de haber comenzado el ejercicio, la cafeína puede tener un efecto laxante y diurético.
Plantas medicinales. Muchas bebidas energéticas contienen hierbas como extractos de semillas de guaraná, nueces de cola y hojas de hierba mate. Son también estimulantes y muchas personas las prefieren antes que la cafeína porque las consideran más saludables que ésta, pero son menos eficaces. Proteínas. Las proteínas son empleadas como combustibles. Incrementan el almacenamiento de azúcar en los músculos durante la recuperación después del ejercicio. Vitaminas y minerales. Un aporte extra de vitaminas y minerales en la dieta nunca viene mal, y muchas bebidas de este tipo contienen ciertas cantidades, sobre todo las isotónicas.
Un reciente estudio realizado por expertos de Universidad de Universidad de Bonn (Alemania) publicado en la revista de la RadiologicalSociety of North America señala que las bebidas energéticas con cafeína y taurina tienen, a corto plazo, un impacto significativo en la contractibilidad del corazón. El estudio se realizó en 18 voluntarios sanos a quienes realizaron una resonancia magnética cardiaca antes y una hora después de consumir un refresco con taurina (400 mg por cada 100 ml) y cafeína (32 mg por 100 ml).
Aunque no encontraron diferencias significativas en la frecuencia cardíaca, la presión arterial o la cantidad de sangre expulsada por el ventrículo izquierdo, y a la espera de que se arrojen nuevas evidencias, los especialistas aconsejan a las personas con trastornos cardíacos que eviten su consumo, ya que los cambios en la contractilidad podrían desencadenar arritmias.
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